El desgarro
Duele? Si ya sé, duele. Es normal. Es lógico. Es lo que tiene que pasarle a tu cáscara despierta. Primero impacta. Mientras el desgarro acontece impacta. Tu mente lúcida y atontada entiende más rápido que tu alma y que tus sentidos. Y observa, impávida y anestesiada, cómo se abren los hilitos de tu piel y cómo se derrama tu lava escurridiza. Tu sangre presa y aburrida. Traviesa, sorprendida y escapista. Y tus ojos todavía en cuarto creciente miran el espectáculo silencioso de la herida sorpresiva, sin entender aún, que esa estocada final dolerá. Que esos mismos ojos serán luna roja de tormenta. La sangre traviesa ya se abrió camino por los surcos de mis rasguños y ya tiñe tu piel de caminos caprichosos e inciertos. Perdón... de ahora en más el camino será incierto. Creíamos que acontecía en el seguro y tedioso sístole y diástole de nuestro día a día... y ya ves... aquí estoy yo, desgarrándote. Tus ojos como platos estrellados en el piso me miran y no pueden juntar los p